¿No os habéis dado cuenta de que ahora en invierno los gatos necesitan más horas de sueño?
Ya sé que estáis pensando que es imposible conocer a un gato que no tenga sueño siempre, pero pensadlo detenidamente. En invierno tienen todas esas mantitas encima, las sabanitas de franela, el peso de los edredores, las almohadas parecen incluso más mullidas, y sacar la patita fuera del abrigo de la cama puede resultar una experiencia francamente traumática.
Se está tan bien ahí dentro, con ese calorcito tan agradable que sólo las camas en invierno nos pueden ofrecer...
Yo he comprobado estos días que por muy temprano que se acuesten los gatos en invierno, se siguen despertando tarde, cuando el solecito ya calienta demasiado: no hay límites para las horas de sueño gatuno en invierno: salir de una cama en invierno se convierte en una barrera absolutamente infranqueable.