A los gatitos les encanta la leche, pero a veces, se pasan y la ingieren en cantidades excesivas. Luego sucede lo que sucede: tanto ajetreo pasa factura y la leche sienta mal.
Estos dos gatitos, que están peleando como dos buenos hermanos felinos, se van a ver sorprendidos por la indigestión de uno más. ¡Menuda forma de parar una pelea de gatos!
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