La ardilla tuvo que partir a un largo viaje de trabajo (a recoger nueces durante el invierno, por supuesto)
Pero incluso cuando estaban separados, seguían manteniendo el contacto mediante largas conversaciones por Skype,
por teléfono...
El gato dejaba señales a la ardilla para que se acordara siempre de él.
Lo cierto es que la ardilla lo pasó muy mal ese invierno...
A veces incluso bebía para olvidar...
¿Terminará bien esta historia? Seguid visitando el blog para conocer su final.
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