¿Quién dijo que los gatos no fruncen el cejo o expresan con su mirada la más absoluta incredulidad?
Que se lo digan a Sam, un gato que con estos mechoncitos negros en las cejas bien podría trabajar de mimo en la calle. ¡Ahí tenéis otra profesión gatuna!
Un maullidito para todos.
Fuente: Gatos domésticos
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