El viernes por la mañana, paseando por la calle como hacemos los gatos de normal, algo se movió entre los matorrales. Pude distinguir una colita blanca con punta negra. Me asomé entre las ramas y algo mágico sucedió: el instante en el que dos gatos cruzan sus miradas y se quedan inmóviles durante unos segundos hasta que cada uno sigue su camino.
¿No os ha pasado esto nunca o habéis visto a dos gatos en esta situación? Muchos besos a todos y ojalá existan muchas más mañanas con momentos como este.
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