Entonces, nuestro minino ideó un plan para declararle sus sentimientos a la ardilla de una forma sutil.
La ardilla siempre dejaba un cuenquito para el gato cuando se iba por las mañana a recoger nueces. A veces le dejaba leche, otras veces un poco de atún y había días en los que le preparaba una comida mucho más divertida: sopa de letras.
Esto no es muy conocido, pero la verdad es que la mayoría de los gatos adoran la sopa.
Nuestro felino le fue dejando pistas de amor durante varios días, pero ¿se percataría la ardilla? ¿cómo continuará la historia? Lo veremos en próximos episodios.
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